Estoy interesado en mí como proyecto,
no importa en qué forma se presente.
Y sé que me perdono por lo que cada día,
en mi intimidad pueda mirar sin ver.
Por cada momento de inconsciencia me perdono.
Y siento que mi corazón, hermoso y lleno de alegría
me perdona y juntos caminamos mi corazón y yo en santa comunión.
Aquí no pasa el tiempo,
en este amor eterno que siempre me renueva.
Y vengo aquí contento a buscarme a menudo,
y aquí siempre me encuentro.
Y surge la ternura que no expresan las manos ni la boca,
y brota de muy dentro.
Tranquilo,
sosegado,
completamente lleno,
más que lleno inundado.
Ya brota de mis poros,
de mi aliento.
¡Qué fluya!
¡Qué nunca se detenga!
¡Qué salpique!
Si es preciso que arda en piel alguna, que así sea.
¡Qué arda!
Qué sane lo que toque con conflicto o sin él,
y que se vaya contagiando por doquier.
¡Qué se disipe el juez!
domingo, 7 de septiembre de 2008
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1 comentario:
¡Amén!
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